17 oct 2018

Es él


Arde el atardecer
lento
opaco
avanza el rugido en el cielo
el verde huele a verde
fresco
pero no me salva del dolor siniestro
estoy vacía
sin palabras siquiera descriptivas
es él
es él
es él
por fin gritaron como balas en el aire las ramas enredadas a tu cuerpo lleno de agua
a ellas exigieron encubierto y macabro silencio  
es él
es él
agitó el río la tormenta en sus entrañas atragantada  
a la misma hora en que supo sin escrúpulos
que eso ahí puesto
que eso ahí tirado
que eso ahí manipulado
había sido tu vida
tu vidita revolucionaria.
Con tu nombre entre las cuerdas y nuestra luz chamusca de triste existencia  
marchamos gritando presente
ahora y siempre
ahora y siempre
con el grito ventoso de este abrazo hermano
el cielo, espejo del pantano, convirtió sus piedras de hielo seco en estrellas suaves.
Así estás ahora y para siempre Santiago, en nosotres titilando.



El delta
Buenos Aires

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