7 nov 2018

Tortugas en la cama


La tristeza de ahora me ahoga la mirada

que creyó estar más viva cuando se perdió en la expansión de la tuya

lloro porque conocí al rayo que te estaquea los pies en medio del patio
y se lleva el corazón de paseo como si lo estuviera llevando la muerte
lloro porque todos los festines que quisiera darte quedaron cubiertos de polvo
entre los dientes
retenido el impulso de lamerte con la mano
chapotear en tu celeste
alimentar con mi polen las grietas de tu sonrisa  callejera de libros
lloro de lástima por mi ego incansablemente herido
porque me enamore antes de saber si me gustaría conocerte
en un impulso te amé, como perro a su pelota,
con las ganas de correr y sacarte del mar entre mis colmillos
y hacerte cosquillas en la arena solo por verte reír
provocarte la risa para que escapen las pecas de entre tus cachetes
lloro porque no tengo chance ni tiempo de destejer el nudo
que creció en mi lengua al escucharte narrar el poemario de la sirena
lloro porque me niego a simularte mi caudal
prefiero llenar de tortugas mi cama
antes de abandonar la ilusión de la proximidad de tu pecho de poco pelo a mi corazón
que se sale
(si tan solo pusieras tu mano)
del deseo de estar recostado en tu hombro al momento antes de dormir
para cuidar de tus espasmos y escuchar como tragas desarmado saliva.

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