10 mar 2019

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Aparente
esta tarde primaveral llena de amarillo
tranquila como domingo a la siesta
inofensiva en comparación a otras
pero resulta que es otoño y miércoles
y a la flaca de ojos rítmicos le roban a la vuelta su decisión de ganar así dinero para gastarlo en la vida,
y el barbudo con canas en la barba se amanece en su colchón viendo cómo los guardianes del jardín desmoronan su puente colgante de cartón y vino claro para olvidar la vida
aparente
como el humo eléctrico del cigarro
el rubio de la mujer hamacándose
para la foto
la silla divina cementada al piso
aparente
casi de arena
como mis ganas de quedarme quieta
justo ahora que el sol se va a iluminar la vida de quienes están del otro lado del planeta
pienso en ellas con envidia de mariposa
la oscuridad rebota en el cristal y me nombra
la luna ansiosa destila y mancha mi ropa   
una estrella se fuga a mi espejo prometiendo ser la última ficha para conseguirlo todo
entonces
hago el mismo recorrido que hace años
delineador
rimel
rouge
hago de mi cuello una rampa con arrojo de lavanda
y de mi forma de mirar, un imán
aparente
convoco cuando fumo de mi planta, a la magia
es hoy
y salgo, tarde como siempre
hago de mi paso un aullido
la noche me espera
acodada al vino tinto
al fondo de la barra
en la cueva
entre
la silla y el escenario
buceando la ciudad que es de los balcones,
las locas, las buscas, las solas
con los bolsillos hinchados de herramientas
y ganas
igual no alcanza
no llego con los sueltos
lidiar con el idioma agobia
me duelen los callos en la garganta y el metatarso
llueve, otra vez.
No es hoy
aparentemente.
Vuelvo
invento una canción para la intuición desorientada
y cuento charcos que se acumulan bajo faroles
siete  
y con la calma ya en la casa
gozo de mí

que soy la noche, la magia y el bosque

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